lunes, 15 de abril de 2013

Cuando la palabra activa un pensamiento poético // Literatura Infantil


Insistir en la idea que la literatura infantil es una obviedad, que existe (Lluch, Gemma) y que ésta subyace a una forma artística superior, a un discurso artístico (Bodoc, Liliana) no es el lo esencial de la discusión. Plantear la existencia o no de la literatura infantil ya no es el juicio, es más bien una tarea atrasada que pudo o no resolverse en otras conferencias o seminarios.

Lo realmente importante en este escenario actual es juzgar el rol del autor y el receptor de este tipo de literatura que juegan como una encrucijada. La literatura infantil nos propone un discurso que aunque artístico deviene de un mundo adulto y que no siempre se plantea como tarea didáctica o en dirección a este público tan versátil. Esto es lo complejo de pensar. ¿Cómo logramos descifrar estas representaciones? ¿Cómo logramos leer con el lente infante que es mucho más sensible y metafórico que el nuestro?

La recepción de este trabajado arduo, la literatura infantil,  frente a  esa arcilla orgánica (J.F Rosell) es desabrigar y desentrañar esas ideas o conceptos que nos preceden y que hacemos discurso para concatenar esas creaciones. El ejercicio lector revela una forma arcaica de concebirnos ante el mundo, casi una visión cosmogónica que nos invita a ser parte de una narrativa, a ser metáfora, a ser la sustancia compleja que busca posicionarse y no solo representarse ante otros. Porque la literatura siempre fue estética y ese lenguaje cuando niños más que nunca nos perteneció, por ser el único capaz de satisfacer nuestras sensibilidades, interpretarnos como piezas únicas.

La palabra ahora es acción, la literatura infantil no narra representaciones concretas, narra espacios y especulaciones antes inhabilitables. Son estos espacios en los que converge la óptica temeraria del infante.
Tal como plantea Teresa Colomer la literatura infantil es compleja, un proceso-suceso multidireccional y permeable de tantas aristas como espacios intersecte este lector. El libro ya forma parte de una sucesión de actos literarios y artísticos. Pasamos del polo didáctico y educativo a considerar una literatura que migra a la estética y la ética del ser ante sus ojos.

Ante esta consideración abandonamos la idea de cargar moralmente a la literatura en una labor cultural a percibirla como un espacio diverso, de apertura y flexible (Ow, Maili). La palabra ya no apoya representaciones impuestas sino que propone y en otras sustituyes pensamientos estancados que nos engendró la antigua idea de literatura para un público infantil.

Porque de nada sirve concebir a la literatura infantil en espacios del mito, donde la mujer debía convenir a la espera de un príncipe que la despertara de su sueño pues la vida sin él no tenía sentido vivirla con los ojos abiertos, pues al romper estos cánones, convengamos que ningún hombre convendría el riesgo de pretender a una mujer con los ojos bien abiertos (Denevi, Marco en microcuento: "La bella durmiente del bosque y el princípe"). La representación que tenemos del rol se enmaraña y desarticula.

Proponer una vereda nueva de lectura de sí y el entorno supone conceder al lector un rol profundo y hasta fatigante donde las exploraciones se conviertan en ingeniosas formas de refundar y "extrañar" las realidades.

Pues lo infantil es sobre todo una determinada sensibilidad –característica, pero no exclusiva del niño– que tendrá que ser realmente compartida por el escritor si quiere que su obra no sea un elemental acto de trasmisión de cultura y experiencia, una burda adaptación del discurso literario, sino la colaboración sincera y vinculante de su espíritu con aquellos que mejor capacitados están para comprenderle. (Franz, Rosell)

La literatura infantil no es un tránsito o puente a la literatura sino que es un modo más de concebir la lectura, el arte y las letras. Este modo o parecer debe ser entendido como un acto poético. Este modo que emerge con la intensión o tensión consciente o inconsciente del autor en este juego titubeante: entre lo dicho y lo callado, entre lo manifiesto y lo latente. Decisión ética y estética del autor. O, en otras palabras: su poética (Bodoc, 2010).

Finalmente, se asiente que esta literatura refórmula no solo la óptica de la lectura sino que es un elogio al arte de leer, no justificando la presencia de la palabra sino haciéndola ausente de lo que a veces las imágenes proponen y no sólo hago referencia a lo visual sino que a esas imágenes que solo con el sentir y pensar poético somos capaces de revelar. Como mediadores, nuevos lectores o reiventores de nuestras narrativas pasadas, nos hacemos cargo de concebir un espacio mayor a la literatura infantil y aproximarla a todo lector en una cruzada que espera abrir el deseo de explorar que la literatura se vive y actúa. 




Bodoc, Liliana (2010) La literatura como discurso artístico. En: Actas de CILELIJ, Vol. 2. 244-246

Colomer, Teresa (2010) Panorama actual de la Literatura infantil y juvenil en España . En: Actas de CILELIJ, Vol. 2. 206 - 219
Franz Rosell, Joel ¿Qué es la Literatura Infantil? Un poco de leña al fuego. Articulo tomado de: Revista Cuatro Gatos. http://www.cuatrogatos.org/articuloqueeslaliteraturainfantil.html 
Lluch, Gemma. Entrevista. Material del Diplomado.
Ow, Maili. "Desplazamientos en la literatura infantil". Material del Diplomado. 




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