jueves, 2 de mayo de 2013

Censura en la Literatura Infantil



Vvms mrdzds.
Vvmos mrdzdos.
Vvimos mrdzados.
Vivimos mordazados.
Vivimos amordazados.

Gonzalo Millán, La Ciudad (1979)


La mordaza en las letras

Cuando hablamos de censura de inmediato nos hacemos la idea de referirnos a una ideología que está permitiendo o no ciertos deberes o actos posibles.

En literatura estas ideologías siempre devienen de la mano ideológica (pues deja de ser una campo común o parámetro para transformarse en obstáculo de visibilidad) de la religión o política.

Normar la moral en la literatura es una tarea compleja, pero por sobre todo inútil, pienso yo. Pues el lenguaje puede adoptar tantas formar de transmisión que de igual modo pueden articularse mensajes de cualquier tipo: subversivos, reflexivos, etc.

La literatura en su ambición primera, ser un acto discursivo público, transgrede o quizá en un sentido más extremo "corrompe" lo establecido pues nos da lumbreras no abre claves que destierran la norma establecida también de manera ideológica. Este fuerte discursivo es lo que podría comprender se como centro literario con los textos canónicos (Lotman, s/f) su desvinculación del círculo de lectores no es posible, pues su función social es atemporal y se sustenta sobre preconceptos y criterios anteriores, su aprobación se sustenta en ese actuar previos que le concibe la élite intelectual de un período histórico particular. 

Lo contrario a este acto literario, fuera del lente supervigilante ideológico, es el juego de perisfesferia. Pensar que el canon lector se afirma en un cierto bagaje posible, sin sesgos, sin censuras, con riesgos que implica asumir lo emergente.

La mordaza aparece ante estas amenazas a este marco o bagaje evidente, lo que es canónico, estable y permitido. Las nuevas formas o estilos literarios son lo que van a ser blanco de silenciamiento. 

Ahora bien estas emergencias o actualizaciones, en el caso de latino-américa, coinciden con la aparición de géneros que combinan lugares comunes, la historia contada y las figuras coloquiales (Oliva, s/f). Por supuesto además de pensar en el contexto ideológico que se nos suscitó durante las recientes décadas del siglo recién pasado. Estas micronarrativas juegan al filo de la ficción y la posibilidad del contexto real. Esta fascinación aproxima de una manera más sinuosa a los lectores infantiles. 

La mordaza no solo fue ante el objeto como libro sino que irrumpió todo el circuito literario. en Chile en tiempo de dictadura (Terrorismo de Estado), la censura fue expandida a todo el mercado, las editoriales, los autores y su persecución, las intervenciones del mercado como universidades, periódicos o revistas. No hubo posibilidad libre de ejercer literatura, fue entonces cuando surge el mercado negro en temas de venta y adquisición de fragmentos o libros completos de obras "revolucionarias". Quizá estos ejemplos suenen más a la literatura "adulta", pero debemos señalar que la Literatura infantil también es censurada, limitada y por supuesto restringida en las escuelas. El ocio por la lectura iba a abandonarse, el recreo en las letras fue abrupto. 

El acervo literario o intelectual de nuestros padres fue pasivo, sumiso, y marginal. Pues el único flujo literario posible era frente a una mirada fuertemente ideologizada en lo militar, lo nacional, lo hogareño, la fantasía sútil del canto natural de las letras que no cuestionan y que son ágapes de convivencia superficial. Esta instrumentalización del texto literario, tan antigua como la literatura infantil misma, no ha perdido vigencia y como señala Graciela Montes se trata de la “forma de domesticación más tradicional y prestigiosa de la literatura” (Carranza, M. 2009)

Las construcciones simbólicas como son la literatura pueden rearticularse de modo que un mensaje puede evidenciarse más que otro y no sólo con la literatura emergente sino que además puede castigar a los clásicos. Por ejemplo en las escuelas de las décadas de los ochenta la figura de la poeta Gabriela Mistral no sale del margen moral aceptable de la eterna  madre solitaria, creyente, pedagoga por vocación y poeta de infantes con somnolientas rondas conmovedoras de amor y ternura. Pero que lejos están por completar la figura real de esta mujer que responde a virtudes fuertemente políticas y de crítica social al rol de la mujer y es Estado en temas de Educación. No es lo mismo leer "Piececitos" que una conferencia dada España "Breve descripción de Chile"  qué critica el sistema económico y las relaciones políticas que nuestra nación sostiene con el resto del mundo. Por mucho tiempo se alimentó la imagen de una literata fiel e intocable.


Si bien este ejemplo no recae en la censura misma, sino no mas bien en la limitación de lo públicamente aceptado, la limitación o recorte de las letras. También son manifiesto de una represión. Lo que sigue es la falta de mérito, la idealización de la imagen, la no aceptación de sus revelaciones de libre elección de su sexualidad, en fin. Muchas veces la censura avanza en aristas diversas y se da en campos muy distintos, ya no en lo político sino que recae en la figura pública misma. Nosotros como lectores en qué medida estamos dispuestos a ampliar ese pequeño fragmento que nos moldeó nuestra estructura literaria frente a ella, en qué medida experimentamos hacer lecturas nuevas y posibles, lecturas sin mordaza ni tartamudeos que interrumpan su obra.  

La novela "La oscura vida radiante" del Argentino Manuel Rojas fue un texto que no circuló en Chile, la causa se inscribe en la vinculación del autor con ideologías izquierdas, en que el contenido del texto alude a un pasaje histórico injusto y de profunda vergüenza, la Escuela de Santa María y las demandas obreras. Lógico que el choque entre posturas es un argumento que válida el temor. 

Siguiendo el caso de Manuel Rojas, una compatriota Elsa Bornemann. En 1977 la junta militar que usurpaba el poder, Jorge Videla, declara un decreto que ordenaba estrictamente la prohibición de dos libros para niños. "Un elefante ocupa mucho espacio" (leer este cuento y otros) se refiere al derecho a la huelga o manifestación, poner en juicio la justicia frente a lo establecido. "Se trata de cuentos destinados al público infantil, con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo (...) de su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la iglesia, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone" (Decreto Militar)


Portada de "Un elefante ocupa mucho espacio"Justo cuando el libro fue era elegido para integrar la lista de Honor del Premio Internacional "Hans Christian Andersen". La historia de un elefante que organiza a un grupo de animales de circo y les cuestiona su real actuar en ese espacio de exhibición. Entonces se concadenan en una serie de actos "subversivos" por buscar salir de este lugar. Un portador de voz abrirá "diálogos" entre el grupo de humanos y el resto de los animales, un loro. Los roles de mando y obediencia son los que terminan invirtiendose en un juego de obligaciones de empatía y devolver las tareas que uno destinó al otro, siendo ahora los humanos quienes debían practicar las labores antes impuestas. 

Otro título de la misma autora, que recibe el recelo de la Junta Militar es “El pueblo que no quería ser gris.” Similar a lo ocurrido en nuestro país, se establece un plan especial anti subversión, que busca eliminar todo germen marxista, y de esa forma ir limpiando y purificando de ideologías, las mentes de las nuevas generaciones. En Argentina, se suma el gran y prematuro desarrollo de la Literatura Infantil, que hacia la década del 80, ya tenía varios autores consagrados, como Bornemman y Walsh, a la que censuraron la canción “Como la cigarra”. Estos cuentos infantiles tienen un poderoso mensaje, hacen cuestionar a aquellos que detentan el poder, se convierten en jueces de la realidad. Estaba clarísimo que detrás de un modo de comprender la literatura, había un modo de comprender y relacionarse con los niños, había una posición política e ideológica muy fuerte. (Carranza, M. 2009)


En Chile, es difícil encontrar Literatura Infantil censurada, pues la producción de este tipo de obras se ha acentuado hacia el 2000. Las autoras propulsoras de la Literatura Infantil chilena rescataron temas más cotidianos, del campo, hadas, duendes, sin un componente ideológico tan evidente o que molestase al poder de facto. Por tanto las mordazas pudieron mantenerse entre manos. 

En 1973, hubo cierre de editoriales, quema de libros y revisión de los textos escolares pues ellos “reflejan ideas que debieran incorporarse a la memoria cultural de la nación; demuestran cuáles visiones y percepciones de la realidad son sustancialmente indiscutibles, y qué normas culturales y conceptos de orden social y político son aceptados por una mayoría suficiente como para transmitirlos a la siguiente generación” (Lässig, S., 2008)






La página replegada sobre la blancura de sí misma.
La apertura del documento cerrado: (EVOLUTIO LIBRIS).
El pliego / el manuscrito: su texto corregido y su lectura.
La escritura de un signo entre otros signos.
La lectura de unas cifras enrolladas.
La página signada / designada: asignada a la blancura.

“El cisne troquelado (la búsqueda I)”, Juan Luis Martínez






Bibliografías:
Oliva, Josefina (s/f). "La censura en la literatura infantil juvenil en la última dictadura" Edición especial: Educación y memoria. En http://cedoc.infd.edu.ar/upload/La_censura_en_la_literatura.....pdf
 “Los domicilios de la memoria en la literatura infantil argentina: un aporte a la discusión” (Rossana Nofal en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero23/mem_arge.html)
 “¿Porqué            la            literatura             es           también              para       los          niños?” (Marcela Carranza, Recuperado      en http://www.imaginaria.com.ar/2009/12/%C2%BFpor-que-la-literatura-es-tambienpara-los-ninos/)
“¿Textos escolares como medio de reconciliación?” (Simone Lässig, Seminario Internacional, Santiago, 2008)


LECTURAS DE INTERÉS 

lunes, 15 de abril de 2013

Cuando la palabra activa un pensamiento poético // Literatura Infantil


Insistir en la idea que la literatura infantil es una obviedad, que existe (Lluch, Gemma) y que ésta subyace a una forma artística superior, a un discurso artístico (Bodoc, Liliana) no es el lo esencial de la discusión. Plantear la existencia o no de la literatura infantil ya no es el juicio, es más bien una tarea atrasada que pudo o no resolverse en otras conferencias o seminarios.

Lo realmente importante en este escenario actual es juzgar el rol del autor y el receptor de este tipo de literatura que juegan como una encrucijada. La literatura infantil nos propone un discurso que aunque artístico deviene de un mundo adulto y que no siempre se plantea como tarea didáctica o en dirección a este público tan versátil. Esto es lo complejo de pensar. ¿Cómo logramos descifrar estas representaciones? ¿Cómo logramos leer con el lente infante que es mucho más sensible y metafórico que el nuestro?

La recepción de este trabajado arduo, la literatura infantil,  frente a  esa arcilla orgánica (J.F Rosell) es desabrigar y desentrañar esas ideas o conceptos que nos preceden y que hacemos discurso para concatenar esas creaciones. El ejercicio lector revela una forma arcaica de concebirnos ante el mundo, casi una visión cosmogónica que nos invita a ser parte de una narrativa, a ser metáfora, a ser la sustancia compleja que busca posicionarse y no solo representarse ante otros. Porque la literatura siempre fue estética y ese lenguaje cuando niños más que nunca nos perteneció, por ser el único capaz de satisfacer nuestras sensibilidades, interpretarnos como piezas únicas.

La palabra ahora es acción, la literatura infantil no narra representaciones concretas, narra espacios y especulaciones antes inhabilitables. Son estos espacios en los que converge la óptica temeraria del infante.
Tal como plantea Teresa Colomer la literatura infantil es compleja, un proceso-suceso multidireccional y permeable de tantas aristas como espacios intersecte este lector. El libro ya forma parte de una sucesión de actos literarios y artísticos. Pasamos del polo didáctico y educativo a considerar una literatura que migra a la estética y la ética del ser ante sus ojos.

Ante esta consideración abandonamos la idea de cargar moralmente a la literatura en una labor cultural a percibirla como un espacio diverso, de apertura y flexible (Ow, Maili). La palabra ya no apoya representaciones impuestas sino que propone y en otras sustituyes pensamientos estancados que nos engendró la antigua idea de literatura para un público infantil.

Porque de nada sirve concebir a la literatura infantil en espacios del mito, donde la mujer debía convenir a la espera de un príncipe que la despertara de su sueño pues la vida sin él no tenía sentido vivirla con los ojos abiertos, pues al romper estos cánones, convengamos que ningún hombre convendría el riesgo de pretender a una mujer con los ojos bien abiertos (Denevi, Marco en microcuento: "La bella durmiente del bosque y el princípe"). La representación que tenemos del rol se enmaraña y desarticula.

Proponer una vereda nueva de lectura de sí y el entorno supone conceder al lector un rol profundo y hasta fatigante donde las exploraciones se conviertan en ingeniosas formas de refundar y "extrañar" las realidades.

Pues lo infantil es sobre todo una determinada sensibilidad –característica, pero no exclusiva del niño– que tendrá que ser realmente compartida por el escritor si quiere que su obra no sea un elemental acto de trasmisión de cultura y experiencia, una burda adaptación del discurso literario, sino la colaboración sincera y vinculante de su espíritu con aquellos que mejor capacitados están para comprenderle. (Franz, Rosell)

La literatura infantil no es un tránsito o puente a la literatura sino que es un modo más de concebir la lectura, el arte y las letras. Este modo o parecer debe ser entendido como un acto poético. Este modo que emerge con la intensión o tensión consciente o inconsciente del autor en este juego titubeante: entre lo dicho y lo callado, entre lo manifiesto y lo latente. Decisión ética y estética del autor. O, en otras palabras: su poética (Bodoc, 2010).

Finalmente, se asiente que esta literatura refórmula no solo la óptica de la lectura sino que es un elogio al arte de leer, no justificando la presencia de la palabra sino haciéndola ausente de lo que a veces las imágenes proponen y no sólo hago referencia a lo visual sino que a esas imágenes que solo con el sentir y pensar poético somos capaces de revelar. Como mediadores, nuevos lectores o reiventores de nuestras narrativas pasadas, nos hacemos cargo de concebir un espacio mayor a la literatura infantil y aproximarla a todo lector en una cruzada que espera abrir el deseo de explorar que la literatura se vive y actúa. 




Bodoc, Liliana (2010) La literatura como discurso artístico. En: Actas de CILELIJ, Vol. 2. 244-246

Colomer, Teresa (2010) Panorama actual de la Literatura infantil y juvenil en España . En: Actas de CILELIJ, Vol. 2. 206 - 219
Franz Rosell, Joel ¿Qué es la Literatura Infantil? Un poco de leña al fuego. Articulo tomado de: Revista Cuatro Gatos. http://www.cuatrogatos.org/articuloqueeslaliteraturainfantil.html 
Lluch, Gemma. Entrevista. Material del Diplomado.
Ow, Maili. "Desplazamientos en la literatura infantil". Material del Diplomado. 




miércoles, 10 de abril de 2013

Acercamiento a la literatura infantil // ¿Qué es la literatura infantil?


Sophie Lebot
Acercamiento a la literatura infantil

Cuando se es niño/a nuestro primer acercamiento literario se produce a ratos por diferentes mediadores, nuestros padres o algún otro familiar y la escuela.

Si teníamos suerte existirían otras instancias donde ejercer la presencia literaria, es que ese pequeño espacio que nos separaba de la hoja escrita y la mirada aguda es como la analogía del paracaídas y nuestra mente: sólo si se abre es útil.


Cuando pequeños adentrarnos en el mundo literario era  como querer cruzar un bosque gigante. Bosque en el cual pudimos encontrar cosas mágicas, placenteras o quizás tenebrosas. El bosque podía ser un buen refugio o lugar de extrañamiento. Era aquí donde hacíamos uso de la libertad de pedir asilo o evadirnos de todo aquello que no podía habitar este espacio, porque este espacio era en esencia personal e íntimo. Los otros no podían seguirnos en esta cruzada heroica, los otros no eran dignos o  simplemente, los otros no llegaban porque por con el follaje peligrosamente frondoso no se atrevían a cruzar. Porque “los árboles nunca podrán ocultar el camino de luz hacia el bosque profundo de nuestros sueños / esa hiedra tan verde se ve como un manto lejano que no puede escapar que se puede alcanzar solo con volar” (Toquihno).

Quizá por todo esto, o por muchas otras razones que desconozco y a otros harán sentido, el bosque fue escenario recurrente en muchos relatos populares de infancia.

Cómo responder al qué es la literatura si siendo infantes la tinta nunca se sentía tediosa…  nos gustaba mucho recorrer estos lugares y otros cualquiera. Pero una vez que fuimos capaces de hacer ejercicio de nuestra independencia textual, tomamos un libro que hubiese en casa y nos disponíamos a leer, releer o intentar leer descifrando un poco lo que se nos planteaba.

La literatura sin duda ha ido des-cubriendo un escalafón que parecía aislado o imposible de descifrar, la literatura infantil. A pesar que en sí el concepto parezca un tanto vacilante, pues nos enfrentamos a libros que se escriben para niños y niñas pero que los crea un adulto.

Benjamín Lacomb
Podríamos concluir que estos bosques, la literatura infantil, son lo que no fueron para nosotros estos espacios y que están esperando ser para los que recordamos ese tramo ilimitado de libertad que llamamos infancia. Por eso no es casual que este acercamiento a literatura infantil debe darse en compañía de los que alguna vez transitamos esos caminos, hicimos esas cruzadas y vimos que cada árbol se vuelve diferente dependiendo el camino en el que se encuentren.

La literatura infantil es eso, un bosque gigante que debemos acompañar a explorar.